Sin lugar a dudas Joaquin Phoenix siempre ha sido una promesa del cine, pero no fue hasta hace unos años cuando este actor de 41 años de edad despunto en Hollywood, la película Walk the line (Johny y June) acerca de la vida del cantante de música country Johny Cash donde este prodigio de la interpretación escénica nos dio un personaje oscuro y con matices variados. Hasta ahí creíamos que el actor había llegado a la cima, por lo menos yo me equivoqué, en este filme de Paul Thomas Anderson (There will be blood) Phoenix tuvo que bajar casi 18 kilos de su peso para interpretar a un psicótico veterano de guerra, que después de finalizada la segunda guerra mundial no puede encontrar el sentido de su vida. Invadido por culpas y soledad encuentra un camino que seguir, guiado por un líder místico que lo ayuda a sanar sus heridas y reencontrarse consigo mismo.
El filme es lento, pero el trabajo del actor es poderoso y te mantiene atento. Acompañado por Philip Seymour Hoffman (Capote) la cinta es una joya contemplativa sobre la vida y su composición sentimental, el perdón hacia nosotros mismos al dejar pasar oportunidades que podrían haber dado otro rumbo a nuestras vidas.
Sin duda la nominación al Oscar por The master para Joaquin Phoenix fue más que merecido, sin embargo creo que este actor nos va dar más aun para poder apreciar en el cine.