Trilogía de la revolución mexicana de Fernando de Fuentes

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Entre 1933 y 1935, Fernando de Fuentes completo su serie de películas sobre la revolución mexicana. El guionista, productor y director de cine mexicano nunca disfrutó del reconocimiento por estas películas, sin embargo, han pasado a la historia de nuestro cine como auténticas clásicas del cine mexicano.

 

El prisionero trece (1933)

El inicio de la cinta nos sitúa entre 1913 y 1914, cuando México era gobernado por Victoriano Huerta. Marta, una mujer que sufre el maltrato de su esposo -el alcohólico coronel Carrasco-, decide por fin abandonarlo y llevarse consigo a su hijo.

El coronel les busca sin éxito y al pasar los años, su hijo, Juan, convertido en un joven ejemplar, es capturado por la milicia sin motivo alguno cuando visitaba a su novia.

Mientras tanto, un grupo de "revoltosos" es arrestado y llevado al cuartel para su fusilamiento por mandato del coronel Carrasco. La madre y la hermana de uno de ellos consiguen sacarlo entregando doce mil pesos al coronel, pero aún queda por resolver quién tomará su lugar.

El final de la película la convertía en una estupenda tragedia, sin embargo, tuvo que ser reeditado debido a que el ejercito reclamó que proyectaba una mala imagen de la milicia mexicana.

Con todo y la censura consiguió estrenarse en mayo de 1933, pero la presión del ejercito hizo que pronto fuese retirada de cartelera, pues se presentaba un mando cruel y corrupto.

Para saber el por qué del destino de ésta película es necesario verla de principio a fin, cuestión que no pesa en lo más mínimo. Aunque con pobre producción y sin estrellas de la pantalla grande, la historia se desenvuelve a buen ritmo y con dignas actuaciones.

El compadre Mendoza (1934)

Durante la revolución mexicana, el terrateniente Rosalío Mendoza se gana la vida con habilidad e insistencia al obtener favores tanto de las fuerzas gubernamentales como del ejército zapatista.

Mendoza se las ingenia para quedar bien con todos y su hacienda esta abierta a todo el mundo, sin embargo, conforme se complica el movimiento armado su situación se vuelve insostenible y se ve en la necesidad de tomar partido y quedar como un traidor ante los ojos del contrario.

Aunque se estrenó y mantuvo en el cine, al igual que su predecesora, tampoco fue bien recibida y fue condenada al olvido, hasta que el historiador francés Georges Sadoul, visitó México a principios de los sesenta y la consideró uno de los grandes logros del cine mexicano.

Vámonos con Pancho Villa (1936)

Un joven y valiente campesino es perseguido por matar a varios centinelas del ejercito militar que resguarda su pueblo de las fuerzas revolucionarias. El muchacho se une a un grupo de rebeldes conocidos como los "Leones de San Pablo", que siguen los pasos de Pancho Villa para unirse a su ejercito.

Luego de conseguirlo, al cabo de algunas batallas, sólo sobreviven el joven apodado  "Becerrillo" por el mismísimo Pancho Villa, y uno sólo de los "Leones": Tiburcio Maya. Cuando una epidemia de viruela se desata entre la tropa y "Becerrillo" es contagiado, Villa ordena a Tiburcio matar al joven e incinerarlo.

Nuevamente para Fuentes fue un menospreciado estreno en diciembre de 1936 y duró solamente una semana en taquilla. A principios de los sesenta, la crítica y el auge de los cineclubes la rescataron del olvido. En 1973 la Filmoteca de la UNAM localizó una copia de la película en 16 milímetros que incluía un final desconocido y que fue transmitido por televisión en 1982.

En 2010, como parte de las conmemoraciones del centenario de la revolución mexicana, la Filmoteca de la UNAM puso a la venta una edición en DVD de la Trilogía de la Revolución de Fernando de Fuentes, así que por primera vez en más de setenta años esta disponible para todo el público. No te las pierdas.