Corresponsal de homocinefilus en España
Si hay que poner un nombre propio al cuarto día de competición en el festival de cine de Sitges, este debería de ser Shunji Iwai. Se ha hecho esperar, pero el director de Love Letter (1995) por fin reinvidica su espacio en el cine alternativo americano, y ha sido con una producción rodada en Canadá, Vampire, que supone una delicia para los sentidos. Alejada enórmemente de los entornos de distribución convencionales, demuestra una vez más, que para hacer buen cine, no son necesarios efectos especiales rimbombantes, ni genialidades digitales, sino una historia consistente, y una visión, que llega al espectador disfrazada de drama psicológico. Se nos presenta Vampire con guión lineal, en el que un su personaje principal, Kevin Zegers que aparecía como uno de los supervivientes de Dawn of The Dead (2004) y que se encarna en un personaje gris en apariencia que navega por las webs de suicidas buscando sangre para cubrir sus necesidades.
Por contra, Another Earth, la ópera prima de Mike Cahill, ha suscitado la controversia, ya que a pesar de ser uno de los títulos más esperados de este festival y de venir avalada por un éxito de crítica casi sin precedentes en el festival de Sundance, ha traído reacciones encontradas del público, que debatía a la salida de la sesión 
entre la decepción y el entusiasmo en la que parece ser una obra fallida que presenta una historia de un duelo amoroso entre Brit Marling y Matthew-Lee Erlbach con la irrupción de un planeta gemelo a la Tierra que se acerca gradualmente a nuestro planeta.
Se han dejado caer por el festival títulos como The Mortician, una producción en 3D que parece quedarse a medio camino entre el drama suburbano de Spike Lee, y el emotivisimo que nos presentaba Clint Eastwood en Gran Torino, sin llegar a plasmarse en ninguno de los dos estilos, en lo que claramente es una película que por su contenido, parece fuera del festival.
Como drama urbano con tintes raperos y atmósfera psicodélica, ha llegado también Verbo, la incursión en el cine de Eduardo Chapero.Jackson. Poesía urbana que explora el vació existencial de los quinceañeros españoles ambientada en un entorno de periferia urbana donde se adivinan críticas sociales a la política urbanística derivada en crisis que vive la España de principios del siglo XXI.
Completan la revisión de Homocinefilus en esta jornada Gantz, un manga ya clásico llevado al cine que se antoja difícil de encajar en una producción cinematográfica, con personajes sumamente planos que no aportan nada al género de la ciencia ficción.
Mencionar también el espectacular maratón de ciencia ficción vivido en el auditorio, con una sucesión de cortometrajes entre los que destaca por encima de todos R.O.A.C.H, un oscuro experimento ciberpunk italiano con claras alusiones al momento político actual del pais latino y que nos dan a entender, con la reciente Eaters (2011) que algo se está cociendo en el mediterráneo, con jóvenes realizadores y propuestas arriesgadas que dejan entrever una nueva era del género fantástico como la que tuvo lugar a primeros de los 80 como consecuencia de los exploit de directores ahora considerados de culto como Lucio Fulci.
Cerró el día Love, de William Eubank, una película de bajo presupuesto con recurrentes elementos existencialistas visualmente muy atractiva y que se muestra indigna de haber sido proyectada a las 3 de la madrugada en una historia bien hilvanada que entrelaza fenómenos OVNI durante la Guerra de Secesión Estadounidense con una catástrofe planetaria poco definida que deja a su protagonista aislado en la Estación Espacial Internacional deslizándose hacia la locura en una carrera por encontrarse a sí mismo y que se ve culminado en un monólogo voz en off que da sentido a multitud de preguntas.
Y es que día a día, se va demostrando que el festival gira en torno a conceptos metafísicos, siendo a nuestro entender, una de las ediciones más complejas tanto en el plano visual como en el narrativo de los últimos años.
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