Woody Allen reflexiona sobre la vejez

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Woody Allen

Detrás de sus gruesos lentes de armazón negro, que se han vuelto su sello, se esconde la mirada de un cineasta que ha sido calificado como uno de los últimos genios del cine que prevalecen en el siglo XXI, y que ha recibido todo tipo de reconocimientos en todo el mundo.  De baja estatura y frágil complexión, Woody Allen se asemeja a los personajes de sus películas, nervioso y paranoico, pero eso sí, dotado de un sentido del humor con el que lleva más de cuatro décadas deleitando a su público.

Woody Allen se mantiene más vigente que nunca y entrega, fiel a su costumbre, una película por año. Esta vez presenta la número 40, Conocerás al hombre de tus sueños, compuesta por un gran reparto en el que destacan Naomi Watts, Antonio Banderas y Anthony Hopkins.

Allen acudió al Festival de Toronto con parte de su deslumbrante elenco para mostrar la cuarta película que realiza en Londres. Su humor se hizo presente con frases y respuestas brillantes como los diálogos de sus películas: “A mis 75 años me veo a mí mismo convirtiéndome en un viejo en decadencia y decrépito. Cualquier cosa que pueda hacer para evitar eso, me caería bien”. Y es que la edad y el paso del tiempo son temas del filme que presentó aquí (cuyo estreno es el viernes 14 en México) y que se reflejan en el personaje de An-thony Hopkins, que está en plena crisis y se siente atemorizado por la muerte, así que va tras una chica porque cree que le dará juventud y una larga vida.

“Mis pensamientos siempre estarán encaminados a pensar qué es lo que podría hacer si fuera 30 ó 40 años más joven, pero ya saben, para mí el barco ya zarpó, ¡y ya está hundido! También siento que hay algo de autobiográfico con el personaje de Anthony Hopkins. Creo que estoy muy cercano a su edad, y estos problemas de vida son los que me atormentan todo el tiempo. Ése es un tema que se repite en todas mis películas, o en muchas de ellas, desde que me he hecho más viejo”.

Soluciones ilusorias

Allen hace un retrato sobre la inmadurez emocional a través de sus personajes cuyas relaciones recurren a soluciones ilusorias para sobrellevar su frustrante realidad sentimental. “Siento que la vida, a diferencia de las películas de Hollywood, no se dedica a amarrar todos los cabos sueltos. La vida no está resuelta, es confusa, desconcertante, no se sabe muy bien qué va a pasar”, dice Allen respecto al tono agridulce de su cinta.

Con todos los éxitos que ha obtenido, Allen, ve con pesimismo el paso de la edad: “Creo que las cosas se ponen cada vez peor. No veo las ventajas de ir envejeciendo. Te vas marchitando, te vas convirtiendo en decrépito, pierdes tus facultades, tu grupo de amigos empieza a desaparecer. No le veo ninguna ventaja. Es una cosa desagradable. Es una especie de pesadilla, y de hecho lo mejor que puedes hacer es distraerte. Así que, vas al cine, te involucras en una aventura amorosa sin significado”. Y con una gran sonrisa, dice que no es su intención parecer deprimido.

“Todos hemos pasado por nuestra crisis de la edad”, dice Anthony Hopkins y del director agrega: “Es un genio”. El actor comenta que Allen, famoso por su timidez, dirige de forma “directa y franca, con tres o cuatro tomas para cada escena. Cuando Woody entra en una habitación todo el mundo se calla”.

A lo que el realizador comenta: “No hablo con los actores porque contrato gente muy buena que sabe hacer su trabajo, no hay necesidad, si se equivocan se los digo pero cómo voy a ser capaz de dirigir a Anthony Hopkins. Me gusta dar a los actores escenas largas porque soy muy impaciente, no me gusta hacer tomas de más. Soy un cineasta muy flojo, planeo todo para hacerlo en una sola toma y así poderme ir a casa temprano a ver un juego de basquetbol”. ''Estos problemas de vida (la vejez) me atormentan. Ése es un tema que se repite en todas mis películas, o en muchas de ellas'', Woody Allen, cineasta.