Breve historia del cine: Surrealismo

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El quinto grupo de rebeldes que desafió al cine comercial del Hollywood de los años 20, fueron los surrealistas. Walther Ruttmann, director de cine alemán fue el principal exponente del cine abstracto experimental.

Artista y arquitecto, Ruttmann comenzó su carrera en el cine colaborando junto a directores de la talla de Fritz Lang y Leni Riefenstahl. Aunque su obra más reconocida es Berlín: Sinfonía de una gran ciudad (1927), es en Opus 1, de 1921, donde se muestra su más radical visión surrealista. Pintaba vidrio, lo filmaba y volvía a pintar sobre la capa aún fresca. Todo para crear una sinfonía visual, movimientos combinados donde la línea y el volumen en un ritmo variable crean la emoción.

https://youtu.be/Ewbb9pvtM6A

La burla, la anarquía y la comedia fueron las características del movimiento dadaísta que dio paso al surrealismo tal y como lo conocemos. Entreacto es una película francesa de 1924 dirigida por René Clair. Es una composición fílmica de clara vinculación dadaísta y surrealista. Las secuencias se van sucediendo una tras otra sin orden alguno. Clair puso la cámara en lugares atípicos para un ballet tradicional. Por ejemplo, debajo del bailarín, un cañón de guerra, guantes de boxeo, y un barco de papel.

También en Francia, pero dirigida por el brasileño Alberto Cavalcanti, se realizó Sueños y deseos (Rien que les heures) en 1926. En ella se muestra un día en la vida en París en tan sólo 45 minutos. Cavalcanti usó el poder de las imágenes para descubrir y también para evocar.

https://youtu.be/KxQL4CMz5FQ

Sueños y deseos fue la inspiración para que el artista plástico Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel crearan Un perro andaluz, de 1929. La libre asociación y el inconsciente, son las claves psicoanalíticas para un montaje novedoso de la excitación y el temor al sexo.

https://youtu.be/o7xTjeLG5SM

Un perro andaluz fue un film vanguardista, aunque Buñuel y Dalí pensaran otra cosa. Suponían según sus propias palabras, que nada tenía que ver con el cine de su época, ni en el contenido ni en la forma. La regla para su concepción era no aceptar idea o imagen que pudiera dar lugar a una explicación racional, pero eso es precisamente lo que habían hecho los dadaístas de principios de los 20.