Dos Tipos Peligrosos, Incómodos, y Perdidos

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En 1963 se estrenó Charada, cinta dirigida por Stanley Donen, protagonizada por Audrey Hepburn y Cary Grant, y fusión de dos "sensaciones" cinematográficas que habían pasado por las carreras de sus respectivos actores: Las películas donde Hepburn interpretaba a una chica al menos con la personalidad e ilusión de una clase social refinada (véase Diamantes para el Desayuno), y las aventuras de Grant como un espía capaz de eludir y vencer hasta el enemigo más grande, en secuencias de creciente tensión (véase Notorious y North by NorthwestCharada juntó las experiencias de ambos en una cinta donde el humor y la potencial ingenuidad de Hepburn prevalecían, pero sin quitarle relevancia al misterio y la angustia por el destino de Grant, y finalmente, ambos personajes. Más que una película de un sólo género, cumpliendo exclusivamente con las características de este (cuyo origen y forma de medición es probablemente subjetivo y ambiguo), Charada tiene una flexibilidad que refresca y fortalece, aún décadas después de su estreno.

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Ahora, es 2016, y Shane Black ha estrenado Dos Tipos Peligrosos. Tristemente, Hepburn y Grant ya han muerto, pero Russell Crowe y Ryan Gosling están más que disponibles para una cinta que intenta mucho, muy rápido, y más de una vez, fuera de lugar. Lo que Charada logró fusionar con tanto éxito - la intriga y la comedia -, es ocasionalmente separado a extremos inverosímiles por Dos Tipos Peligrosos, y sin necesidad alguna, cuando la trama y los personajes no son el problema: Crow y Gosling son dos detectives privados con más pena que gloria, en un Los Ángeles repleto de vicios, corrupción, y sexualidad ocasionalmente transformada en perversión: El día a día de Jackson Healy (Crowe) consiste en evitar que niñas de 13 años sean acosadas por hombres mucho mayores. Holland March (Gosling) padre de una hija de 13 años (Angourie Rice), al menos comparte la misma preocupación. Y cuando la desaparición de la adolescente Amelia (Margaret Qualley) queda extrañamente vinculada con la súbita muerte de una estrella pornográfica (evento que ocurre al inicio de la película, en lo que quizás es la secuencia más entretenida, considerando todo lo que viene después), los caminos de Healy y March hacen lo mismo.

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Desde muy temprano, el interés de Black por agujerear el estereotipo del detective es evidente: Ninguno de sus personajes es un súper-hombre, ni está rodeado de mujeres y respeto. Para esta gente, James Bond es realmente una fantasía, y gran parte del tiempo, no saben por qué hacen lo que hacen. Como una sátira, los elementos están ahí, sobre todo al inicio (cuando March termina en el hospital por hacer una entrada de robo extraordinariamente estúpida) Pero los chistes no duran para tanto, y cuando Black parece interesado en la intriga de su trama (la desaparición de Amelia, el misterio de la actriz muerta, etc) los elementos que ha puesto antes no se lo permiten, a veces de forma literal: En más de una secuencia, ambos personajes se pasarán debatiendo que hacer mientras algo muy relevante ocurre frente a ellos. Y más pronto que tarde, esa rareza, incluso esa incomodidad, se refleja en los propios actores, y finalmente, en el público. Quizás al querer ser mucho, y no necesariamente un orden, la cinta no sabe qué es realmente, y el resto de su duración se convierte en intentos gratuitos de identidad que solo aburren a lo menos, e incomodan a lo más: Gosling disfrazado de Sirena, su hija aprobando el comportamiento de su padre aunque 5 minutos después lo va a insultar, y 30 segundos más tarde le va a parecer el padre más genial del mundo. Y, cuando las ideas realmente se han acabado, un antiguo infomercial de lo que esencialmente serán los vehículos auto-manejables, con una abeja gigante en el asiento de atrás.

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Cuando Black regresa a la resolución de su misterio, es muy difícil tomarse cualquier cosa con atención: Los motivos de Amelia, aunque bien intencionados, se convierten en un cliché de la época a la que pertenece, el gran secreto que sostiene a la historia no es tan sorprendente, y todo se hunde a la entrada de Kim Basinger, con un personaje cuya simpleza e inverosimilitud hace ver a Trump como un personaje de Kafka. Es probable que, en el intento por deshacer al cliché, Black haya construido uno, y el resultado es decepcionante al considerar el potencial visto en el inicio. Dos Tipos Peligrosos no tiene nada de peligro, y mucho aburrimiento, inseguridad, e incomodad. Charada está disponible en Blu-Ray.