Como ya hemos visto en otras ocasiones, el hacer una película requiere de ciertas precauciones, que muchas veces los amateurs pasan por alto. En esta ocasión, veremos un aspecto que requiere de mucho cuidado, y que muchas veces pasamos por alto: El filmar junto al agua.
De entrada, cuando coloques las luces, hazlo siempre desconectadas, y no coloques los enchufes sino hasta que las mismas no se vayan a mover. Asegúrate que estén a una distancia de 10 cm más que la altura de la luz de la orilla de la alberca o tina. De ser posible, amárralas a algún punto, o coloca un bastidor frente a ellas de modo que, si se caen, no toquen el agua, en especial si habrá gente dentro de ella. Nunca coloques cables cerca de las orillas, y más si los cables están unidos con cinta o hay conexiones de por medio.
Si vas a filmar en una playa, las precauciones deben de ser mucho mayores, en especial porque nunca puedes saber cual es la medida de seguridad. Por ello, nunca utilices luces de pie, y si necesitas filmar de noche, utiliza aquellas que puedas montar sobre la cámara, y limítalas a las menos posibles. Si la acción te lo permite, utiliza una fogata o alguna otra forma de iluminación no eléctrica, que en este caso, será más manejable.
Con un poco de cuidado, y las precauciones adecuadas, puedes hacer de tu filmación un proceso sencillo y sin riesgos.