Secretos de mujer (o la historia del mes en la revista Vanidades)

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Secretos de Mujer (The Private Lives of Pippa Lee)

Secretos de mujer me recordó aquella sección de la revista Vanidades, en un rincón de la casa de mi querida tía Eli. He de reconocer que esos artículos del power of the women formaron parte de mis lecturas infantiles junto al Libro Vaquero, la revista Box y lucha, Macario, y otros relatos serie B. Macario por ejemplo lo leí varias veces en un librito de pasta azul que encontré en una caja llena de silabarios y manuales de historia de la Primaria, en cuyas portadas se encuadraba ya sea una pintura del Dr. Atl, ya sea la Madre Patria enarbolando la bandera nacional. El bordar el vacío de la hoja en blanco, nos ha llevado por un derrotero que inicia en la revista Vanidades y que termina en la Madre Patria. ¿Qué misterio jungiano ocultará el autor de estas líneas en su mente? Algún día produciré una película llamada “Secretos de hombre”. Mientras tanto, escribiré acerca de esta película de Rebeca Miller.

La historia de Pippa Lee, protagonista de la historia, es una tragicomedia ultrafeminista en plan recalcitrante, una novela rosa posmoderna con todos los lugares comunes imaginables: el matrimonio como cárcel, la buena esposa clasemediera con pasado bohemio y psicotrópico, su hija emancipada que no la traga, el esposo infiel, el atractivo “hijo de puta”- interpretado por Keanu Reeves - que significa la libertad, las frases tópicas como “me sentía en un barco sin puerto” o “hasta ese momento, me sentí libre”. Todo esto funciona en aras de ensalzar a la mujer muy siglo XXI. El discurso del filme se resume en un desgastado “mujeres casadas, a quemar las bragas”.

Hemos aquí el peor defecto de Rebeca Miller y de cualquier arte narrativo que tienda al panfleto: la estatificación psicológica de los personajes que a bien llamamos idealización. Nunca existe verdadera tensión dramática porque el filme es sumamente predecible ¿Qué esperar de ideas-personajes que significan y no actúan?; incluso, las secuencias “poéticas” pierden valor ante el presupuesto feminista. Una escena onírica: Pippa Lee encuentra un león en un bosque; cuando ella se le acerca con paso firme, el animal en la cima de la cadena alimenticia, el rey de la selva, se aleja atemorizado.- Miller se asume como una creadora con ideas de vanguardia, cuando la figura de la mujer casada ya había sido puesta en las mamparas del cine con mayor solvencia dramática y crítica. Se me ocurre un ejemplo: la película Infidelidad. El personaje de Diane Lane está casada con un hombre ejemplar con la apariencia, nada menos, de Richard Gere: maduro, apuesto, gran proveedor y esposo amoroso.

¿Por qué se entrega, entonces, esa mujer a las delicias de la pasión en la figura de aquel vigoroso bohemio francés, a sabiendas que la pasión es mero vapor emanado de los cuerpos? De este modo, más que un desgarrarse las prendas ante la sociedad opresora, Infidelidad enmarca situaciones que provienen de las trampas de la psique. El arte narrativo que mejor refleje los vericuetos de la psicología humana será el que mantendrá en vilo a los espectadores.

Pippa Lee es la Mujer moderna que no encuentra satisfacción en el matrimonio, al igual que la Cenicienta es la Mujer en busca de su príncipe azul. La secreta vida de Pippa Lee se convierte en secretos de Mujer.

Cabe destacar tres aspectos positivos del filme. Uno, la actuación de María Bello, como madre neurótica de la adolescente Pippa Lee. Dos, el personaje de Wynona Ryder, la divertida efigie de la culpa. Tres, la aparición de Mónica Belluci en su reconocido papel de callejera sofisticada, en la desaprovechada secuencia crucial: la elegante última comida en una casa a orillas del océano, en donde los comensales, la srita. Pippa, el sr. Lee, la sra. Lee y el amigo metiche, probarán un banquete que incluye cabeza de vaca al mojo de ajo, puerco asado con su respectiva manzana retacada en la trompa y un plato de venganza preparado por las manos blancas de mea bella donna que a Pippa Lee le hará digestión muchos años después.

Si esta escena es el clímax de la acción dramática, la demás parte del metraje se mantiene en un gris piso, con algunas exaltaciones de ánimo que más parecen expresar berrinches, que emociones involucradas con “la tragedia del matrimonio”.

Veredicto: En una escala de 5 pedradas, donde ninguna pedrada significa “corre a verla, amable lector”, y 5 pedradas, “lapidación sin contemplaciones a la basura fílmica”, otorgo a Secretos de mujer 3 pedradas.