Después de treinta años de operación, las oficinas de Miramax Films en Nueva York y Los Angeles cierran sus puertas. La decisión ha sido inevitable, la orientación por parte de Disney hacia un cine más comercial y la salida de los hermanos Weinstein son algunas de las razones.
Miramax deja de existir, dejando tras de sí una amplia carrera de triunfos y excelentes películas. En su momento innovó al apostar por proyectos arriesgados y convertirse en uno de los estudios y distribuidores del mejor cine independiente en los Estados Unidos.
Lo mismo apoyaron la carrera de verdaderos desconocidos como Quentin Tarantino, Steven Soderbergh, Anthony Minghella o de verdaderos "monstruos" como Martin Scorsese.
