La bestia de la montaña. The beast of the Hollow Mountain. México/ USA (1956)
- Director: Edward Nassour & Ismael Rodríguez
- Reparto: Guy Madison, Patricia Medina, Eduardo Noriega, Carlos Rivas, Mario Navarro.
El cine es una actividad compleja, cada vez más difícil de encasillar o clasificar. Hay películas que pueden tener un escaso valor cinematográfico, pero a la larga, se convierten en importantes documentos históricos, no solo por dar cuenta de la evolución de las técnicas cinematográficas, sino por mostrar en imágenes lugares y parajes que la modernidad se ha devorado.
Y además, es un hecho que para todo cinéfilo que se respete, el descubrir un género nuevo – por bizarro que parezca- es casi como si un arqueólogo encontrara pistas sobre el Santo Grial.
Tal es el caso de esta película, un raro ejemplo de la clase B, que si bien ya no cumple el cometido de asustar ( en realidad te mata de risa) es un interesante documento acerca del cine que se hacía en México, documento gráfico acerca de la historia rural del Estado de Morelos, rareza de un género denominado el Dino western, y muestra interesante de la evolución de los efectos visuales.
La historia cuenta como un cowboy llega a México a hacer negocios de ganado con rancheros mexicanos. El cowboy pronto se revela como un clásico héroe americano: galán, buen amigo, simpatizante de los niños y caballeroso con las damas. Su llegada al pueblo provoca un triangulo amoroso entre la hija de un hacendado acomodado de la región, el cacique que la pretende y el recién llegado. Y hasta aquí, esto hubiera sido un melodrama ranchero, si no fuera porque de atrás del cerro del Tepozteco (sí, leyeron bien) sale un dinosaurio a aterrorizar la región.
El asunto se vuelve interesante por varias razones. Inscrito la temática del terror animal de la época, difiere sensiblemente de Godzilla y otros monstruos que advierten sobre los peligros que encarna la modernidad, como el uso de la energía nuclear. En un paraje rural, el dinosaurio del Tepozteco nunca ataca ciudades o poblados, sino se limita a un duelo de tiros y corretizas huyendo del cowboy y los rancheros a caballo. El origen del dinosaurio nunca se explica, por lo que pertenece más al tipo de monstruo que ejemplifica nuestro temor a lo desconocido e inexplorado, a todas las cosas que el hombre todavía no conoce.
Y de verdad que para la época de la película había cosas que los animadores no conocían de los dinosaurios: la cola del dinosaurio le arrastra, las manos son demasiado cortas y tiene una lengua semejante a las de las iguanas o las serpientes. Además el paraje rural del Tepozteco se llena de sonidos selváticos como cantos de guacamayas y aves exóticas, antes de que sepamos que hay un dinosaurio cautivo atrás del cerro.
La zona del Tepozteco y áreas circunvencinas se usaban mucho para las filmaciones en exteriores de la época. Los pobladores participan como extras, prestaban caballos y ganado y también sus parcelas, lo que constituía una derrama económica importante para los pueblos cercanos: Tepoztlán, Tlayacapan, Cuautla, entre otros. Con la urbanización paulatina, los parajes de esta zona del estado de Morelos, dejaron de ser atractivos para los cineastas, aunque con los balnearios y el turismo, encontraron un nuevo modo para subsistir.
La película no se consigue fácilmente, pero gracias al youtube puede apreciarse la secuencia final de la película que muestra muchos de los elementos aquí destacados. Se las dejo para que lo disfruten.
Además, es importante decir que está película se presentó como parte de las actividades del 5° Coloquio de Cine e Historia Regional, celebrado en la Ciudad de Puebla del 22 al 24 de julio de 2009. Esta reseña se enriqueció con la ponencia y comentarios de Ma. Berenice Fregoso, investigadora que trabaja la filmografía del Estado de Morelos y a los comentarios de los asistentes durante la proyección. Bueno, eso mientras no nos moríamos de la risa…
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