The Get Down es #Netflix y Sufrimiento adolescente. To The Beat

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La obra de Baz Luhrmann como director, quizás breve en cantidad pero ciertamente distinguible, es un buen ejemplo de qué significa tener un punto de vista. Con Romeo+Julieta, toma la obra de Shakespeare hacia las pistolas, los tanques de agua, y una especie de burguesía barroca. Moulin Rouge lleva ese ultimo concepto a otro extremo con la estética de Latrec como apoyo contextual, en una cinta cuyo melodrama coquetea (exitosamente) con lo trágico, y a veces se transforma en un playlist que va de Nirvana hasta Madonna (y una versión muy innovadora de Roxanne). Luhrman tiene entonces un punto de vista temático: sus mundos son una combinación de historia mundial y cultura pop, y quizás ambas crean una visión más sólida, al menos, de Occidente. Se puede argumentar que es un cineasta, con la edición frenética (pero no desorientada ni puramente estilista de Moulin Rouge como evidencia), pero también podría decirse que es un director de teatro, al observar, por momentos, las actuaciones de Nicole Kidman y Ewan McGregor en la misma película, o una joven Claire Danes en Romeo + Julieta (obviamente basada en una de las obras más importantes y populares de la historia)

The Get Down se centra en las aventuras de Zeke (Justice Smith) y sus amigos
The Get Down se centra en las aventuras de Zeke (Justice Smith) y sus amigos

Es fácil, pero no correcto o verdaderamente racional, transformar la subjetividad del punto de vista (o la "definición" del cine y/o el teatro) en una ley: una cosa claramente es distinta de la otra. The Get Down, el último proyecto de Luhrman junto a Stephen Adly Guirgis, y la más reciente producción de Netflix es un buen escenario para separar y cuestionar esa terminología falazmente invencible, con un soundtrack igual de histórico que original. Los motivos iniciales para plantear el debate aparecen en el primer episodio (de 8 actualmente disponibles). Primero, la parte más fácilmente "identificable" con el cine: En 1996, un rapero comienza a narrar la historia de su pasado, entre montajes áreos de Nueva York á lá CSI, y pietaje de un concierto aparentemente exitoso. En un par de frases, el Nueva York de '96 está en la década de los 70’s, y el rapero, un joven Ezequiel "Zeke" Figuero (interpretado por el increíble Justice Smith) vive en el cruce de dos generaciones, apoyado por imágenes documentales que sirven de transición de una escena a la otra: Estados Unidos como un espacio donde la separación socio-económica es clara, y la población afro-americana y latina vive en las ruinas del Bronx, una vez considerado un barrio próspero, y atrapado en una batalla política. La religión es una voz predominante entre los marginados, el disco es el sonido de una generación, y el graffiti, el rap y los DJs son parte de una equivalencia automática a la vida criminal, ocultos entre la noche y las esquinas de la gran ciudad. El ghetto dentro del ghetto.

Casi siempre, el guión de The Get Down es tan preciso, astuto, y entretenido como su soundtrack
Casi siempre, el guión de The Get Down es tan preciso, astuto, y entretenido como su soundtrack

Y al igual que el contexto a su alrededor, Zeke vive en conflicto: lo que podría ser, según su maestra, (un ejemplo de la "clase menor" abriéndose paso en un mundo de "blanquitos") no es realmente compatible con lo que quiere ser: Un talentoso poeta que aún no encuentra su medio. Pero esa lucha social no es ni de lejos la más grande. Antes de ser cualquiera, Zeke quiere estar con Mylene (Herizen F. Guardiola), hija de un cura extremadamente conservador (Giancarlo Esposito), sobrina del primero lejano y potencialmente gánster de Bernie Sanders (Jimmy Smits), y profundamente ilusionada por convertirse en una estrella de disco. Zeke es su mejor amigo desde la infancia, el - literal - piano a su voz, pero no realmente su pareja. Aunque, como cualquier adolescente con tres gramos de dignidad e ingenuidad, Zeke no se rendirá tan fácilmente, sobre todo de cara a Mylene en medio de concursos, bailes, y oportunidades con una potencial banda de criminales - pero también, una potencial oportunidad para que ambos personajes tengan mejor vida - The Get Down es una historia adolescente con fragmentos - tanto implícitos como explícitos - de West Side Story. Y también es una historia sobre el nacimiento del rap. Habemus Serie.

Los villanos en The Get Down no son clichés, pero tampoco una representación completamente realista de la época
Los villanos en The Get Down no son clichés, pero tampoco una representación completamente realista de la época

Luhrman ya es conocido por su habilidad para historias románticas, ¿pero qué puede aportar un guionista/director australiano al origen de un género musical fundamentalmente nacido en los sectores marginados de Estados Unidos (como el blues en su momento)? Bastante, y tiene que ver con el punto de vista. En el aspecto formal, The Get Down es como un musical de Broadway desde la comodidad del sillón: el guión de Luhrmann y su increíble equipo salta de diálogos intensamente dramáticos a riffs que igualan - y a veces, aumentan la situación - en menos de un parpadeo, y algunas líneas no caen en la cursilería gracias a actuaciones sensibles (sobretodo por Smith y Guardiola) Eso se podría ver como "la parte teatral". La parte cinematográfica se basa en lo que podría plantearse como una característica definitiva del cine: el montaje. Y The Get Down, como pieza fiel a la obra de Luhrmann, casi siempre se traslada con propósito entre los cortes, y lo que comienza como un pasaje aparentemente irrelevante, incluso absurdo, entre escenas, se convierte en un montaje paralelo que deja fuertes sensaciones - y ganas de lanzarse al siguiente episodio -

Jimmy Smits presenta uno de sus mejores papeles en The Get Down
Jimmy Smits presenta uno de sus mejores papeles en The Get Down

Pero el otro punto de vista es quizás más relevante, más de cara al turbulento estado de muchos afro-americanos en Estados Unidos. Al igual que la increíble Stranger Things, The Get Down balancea la complejidad e intensidad de sus temas desde quién los está narrando, y cómo ven a ese mundo. Shaolin (Shameik Moore) trabaja para una organización de narcotraficantes (que se parecen más a los villanos de Moulin Rouge que a la versión real de sus personajes. Para eso, siempre se puede ver The Wire), pero también es un talentoso DJ. Francisco Fuerte (Smits) quiere priorizar a la población del Bronx en medio de la elecciones, pero eso a veces implica acercarse a la corrupción, e incluso a los comportamientos gangster que quiere evitar entre su gente. Y finalmente, Zeke sólo parece llevarse bien con Maylene cuando su mayor talento está al servicio de algo popular en vez de algo nuevo. Hoy en día, es fácil ver la popularidad (incluso, la relevancia histórica y social) del hip hop. Y lo que en un momento eran los grandes hits del disco aparecen como re-mixes geniales, obra de aquellos "malvados DJs". Al final, The Get Down utiliza una característica principal de la televisión a su ventaja: La amplia distribución de diferentes historias. Y el resultado, con breves excepciones, equipara a su ambición inicial: en una serie tanto exagerada como sutil, siempre en dependencia de situaciones astutamente señaladas en los guiones, con un estilo que sólo le da continuidad a un soundtrack impresionante. Se cuenta que Netflix sólo lanzó la primera mitad de la serie, lo cual explicaría el final ligeramente plano. En cuyo caso, sólo queda comprar el soundtrack (junto al de Stranger Things), y esperar a su potencialmente ingeniosa y refrescante continuación.

THE GET DOWN

  • Creadores: Baz Luhrmann, Stephen Adly Guirgis
  • Producción: Thomas Kelly, Catherine Martin
  • Elenco: Justice Smith. Shameik Moore, Herizen F. Guardiola

Calificacion 8