Un Holograma para el Rey: Perdidos en el Desierto

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En Un Holograma para el Rey, la última cinta de Tom Tykwer protagonizada por Tom Hanks, la transición cultural sirve de escenario para una reflexión existencial. De una forma similar al personaje de Bill Murray en Perdidos en Tokio, Alan Clay (Hanks) es un hombre en crisis, y una parte de su mente lo afirma en el frenético inicio de la cinta, donde Clay cita la causa de sus frustraciones cual vendedor de un infomercial pesimista y las ve transformarse en polvo, antes de descubrir que está en un sueño. Y no sólo eso, los pocos sueños que haya tenido antes están por convertirse en pesadillas, de camino a Arabia Saudita.

Un Holograma Para el Rey describe con precisión al mundo árabe
Un Holograma Para el Rey describe con precisión al mundo árabe

Al igual que en la obra de Sofia Coppola, Tykwer aprovecha el escenario para hacer una exploración cultural muy lejos del cliché y el prejuicio, y su visión del mundo árabe tiene, tanto en momentos de humor como seriedad, ofrece una perspectiva cultural extremadamente necesaria en la actualidad. Además de eso, el terreno desértico refleja con precisión el estado de su protagonista: una página semi-blanca, donde la energía parece inexistente, pero las oportunidades de re-encontrarla abundan.

Clay descubre su nuevo terreno con la ayuda de Yousef
Clay descubre su nuevo terreno con la ayuda de Yousef

Clay es un hombre de negocios estadounidense, de viaje en Arabia Saudita para presentar un sistema de telecomunicaciones para el Rey. Tras aterrizar con considerable jet lag y descubrir que su único contacto entre el hotel y el terreno real es un sarcástico taxista con gustos musicales de Occidente (Alexander Black), Clay queda atrapado en una modernización de la premisa de Esperando a Godot: el Rey no llega nunca, consecuencia de - según su equipo oficial - estar en diferentes partes de la región cada día, los encargados de instalar la infraestructura trabajan en una tienda sin calefacción y WiFi, y Clay solo recibe fragmentos de un pasado y presente tortuoso cada noche que regresa al hotel, sin haber conseguido nada, un tema de recurrente apariencia en su vida.

La crisis existencial de Clay es parte fundamental de la cinta
La crisis existencial de Clay es parte fundamental de la cinta

El objetivo inicial de Clay, y la imposibilidad de su avance, se convierte en una buena oportunidad para el enfoque principal de la cinta: él, y su existencia en conflicto. Mediante pesadillas, horas muertas y una frustración que crece por momentos, Tykwer articula el pasado de su personaje, construido por temas comunes como el divorcio y la distancia familiar, con una narrativa que aclara y sorprende al mismo tiempo, y la transferencia de esa frustración, hacia la audiencia. Los montajes de Clay desenvolviéndose cada vez más hacia su propia oscuridad son de lo mejor que tiene la cinta, y un ejemplo de cuando todos los componentes que forman a una película funcionan: la dirección de Tykwer, la actuación de Hanks, la edición de Alexander Berner, la música de Johnny Klimek y Tykwer, etc.