Título original: Alice in Wonderland
Director: Tim Burton/ Elenco: Johnny Depp (El Sombrerero Loco), Mia Wasikowska (Alicia), Helena Bonham Carter (La Reina Roja), Anne Hathaway (La Reina Blanca) y Crispin Glover (Stayne), entre otros.
Calificación: 8
Probablemente Alicia en el País de las Maravillas sea la película más esperada por los fans de Tim Burton en muchos años (las enooormes filas en el cine lo constatan). Todo un trancazo en su primer fin de semana de exhibición, recaudó más de 116 millones de dólares tan sólo en Estados Unidos. Simpática, locuaz, encantadora a la vista, esta producción, lanzada para su disfrute en un innecesario 3-D , es un ejercicio visual muy atractivo, pero no con la sustancia que se esperaría, luciendo a ratos más como una película por encargo que una obra del autor capaz de armar joyitas como Ed Wood o El Gran Pez (Big Fish).
Antes de seguir, cabe mencionar que esta segunda cinta de Disney dedicada a los personajes de Lewis Carroll no se trata de una nueva versión, sino más bien de una continuación, cuya comprensión afortunadamente no requiere ver la primera (de 1951). Digamos que es comprensible para cualquier persona con referencias básicas de la historia original.
Sin echarla a perder, de la trama podemos adelantar que Burton nos presenta a una Alicia adolescente, quien está a punto ser pedida en matrimonio por un lord con cara de babalucas, en medio de una enorme fiesta familiar. La muchachita (encarnada por una cuasidesconocida Mia Wasikowska, que luce fabulosa en armadura, por cierto), es oportunamente distraida por un conejo y encuentra la huída como única opción, cayendo (literalmente) a Wonderland, donde se reencontrará no sólo con una enorme gama de personajes que por alguna extraña razón no recuerda haber conocido antes, sino también con una misión que definirá el futuro de esa tierra de pesadilla y ensueño (lo que justo ahorita me recuerda a Hook, que narraba el regreso de un amnésico y maduro Peter Pan a la Tierra de Nunca Jamás).
A diferencia de películas "recientes" de Burton, como Willy Wonka y la Fábrica de Chocolates, que presentan críticas ácidas a distintos elementos de la vida norteamericana, Alicia en el País de las Maravillas tiene acaso una mensaje bien definido, el cual está recubierto de capas y capas de color artificial: creer en lo imposible.
LOS ¡YEAH!
-El diseño de arte siempre es garantía de espectáculo en el cine de Burton. Aunque de repente chotea sus arbolitos retorcidos y sus escaleras-puertas-casas con look de expresionismo alemán
-El tema central del cine burtoniano: los outsiders y la incomprensión por ser distinto, se retoma de nueva cuenta en esta cinta
-Si bien sus líneas duran apenas segundos, las voces de Alan Rickman como la oruga (¡qué voz, señores!) y la de Christopher Lee (¡Dracula, Saruman, Darth Tyranus, que emoción, caramba!) como el Jabberwocky son oro puro
-Helena Bonham Carter, con todo y nepotismo de su marido, regala un personajazo entrañable
-La preciosa Anne Hathaway, como la remilgosita y friki Reina Blanca
-La banda sonora de Danny Elfman
-Los naipes soldado de la reina, ahora acorazados cual jugadores de hockey
-Michael Gough (el Alfred de las Batman burtonianas) regresando de su retiro para hacer un poco de doblaje , especialmente para Burton
LOS COFF, COFF
-Johnny Depp, adorable como siempre (en su séptima colaboración con Burton), comienza a repetirse en sus personajes de loquito. Querríamos verlo en algo más serio, que no incluya acentos extraños o trajes raros. Algo propio de un hombre de 47 años. Lo sentimos chicas, esa es la edad del buen Depp.
-Burton da demasiada atención al Sombrerero
-Un fallo de continuidad muy tonto en cuanto a la identidad "secreta" de Alicia, en un diálogo de la Reina Roja y Stayne
-La trama es un poco predecible, plana. Va del punto A al B.
-No supera a ninguna de las cuatro películas anteriores de Burton
-El baile del Sombrerero es chistosito, pero está de más
*Cuidado al elegir su lugar en el cine. Eviten a toda costa sentarse adelante de un grupo de chavitas emo que a cada aparición del Sombrerero, suelten exclamaciones y suspiros tontos. ¡Arghhh!