Defendiendo a How I Met Your Mother

| |

ADVERTENCIA: EL SIGUIENTE TEXTO CONTIENE SPOILERS DE HOW I MET YOUR MOTHER Y FRIENDS. SE RECOMIENDA VER AMBAS SERIES ANTES DE LEER. 

Ha pasado un año desde que How I Met Your Mother (abreviado en adelante como HIMYM) llegó a su fin, dejando atrás un fuerte rencor entre críticos y espectadores. Su originalidad inicial es ahora vista como un sofisticado engaño. Pero en palabras de Barney Stinson (Neil Patrick Harris), quien se lanzó al estrellato dentro y fuera de la serie, quizás debamos esperar un rato para ver lo legendario en su final, e impacto en la historia de la televisión.

Sin embargo, no es la primera serie en irse contra las reglas: Tras separar a su pareja estelar en la tercera temporada, la icónica Friends (David Crane y Martha Kauffman, 1994) atravesó años de historias estúpidas y mal uso de sus actores, en vela de que Ross (David Schwimmer) y Rachel (Jennifer Aniston) volvieran a enamorarse y se quedaran felices para siempre, como se ha demostrado en unas doscientas comedias románticas, dos o tres siglos de literatura y, -recientemente y de mala forma- las telenovelas. ¿Pero qué pasaría al juntar dos personajes completamente impredecibles, amenazando con cambiar la expectativa de la audiencia? El breve romance entre Joey (Matt leBlanc) y Rachel se propuso semejante tarea, en el camino dando un crecimiento dramático a todos los personajes. Lejos de la risa, Friends coqueteaba con enfrentar el amor como sucede en la vida real. Estuvo muy cerca de innovar, tristemente llegando a un final donde todos los elementos predecibles se juntaron (Ross y Rachel se enamoran otra vez) Pero la rebeldía ocurrió. Y no mucho tiempo después, HIMYM se estrenó con la intención de llevarla a sus últimas consecuencias

El Bar MacLaren's en HiMYM  /  Bays & Thomas Productions - 20th Century Fox Television
El Bar MacLaren's en HiMYM /
Bays & Thomas Productions - 20th Century Fox Television

De entrada, la serie va desde el final hasta el inicio, y dando unas cuantas vueltas en el tiempo (como su contemporánea Lost). Ted Mosby (Josh Radnor) no conoce a la madre de sus hijos -a quienes relata la historia en el futuro lejano- sin antes pasar por una odisea de desamores, tragedias, y momentos geniales, soñando en encontrar a la mujer de sus sueños en un instante. Y cuando ve a Robin Scherbatsky (Cobie Smulders) por primera vez, cree que su destino está resuelto. Curiosamente, decirle a una chica que la amas en la primera cita no te garantiza el “y vivieron felices para siempre” ni de lejos, así dando entrada al debate entre Ted: un idealista, prácticamente nieto de Friends, y Robin: una chica del mundo real, donde el destino es una falacia y el amor se gana con riesgo y dolor

Conviene recordar ambas perspectivas de cara al final, pero también funcionan para justificar la longitud de la serie, motivo de queja entre muchos. Ahora es claro que la historia de Carter Bays y Craig Thomas (creadores de HIMYM) no es precisamente “cómo encontré a la madre de mis hijos” sino “cómo aprendí a vivir”, generando una situación donde los personajes sí cambian más allá de lo que ocurra a su alrededor. La transición emocional, prácticamente un requisito obligado en la serie dramática es relativamente nueva en la comedia, y HIMYM ayudó a darle más prioridad: la ruptura entre Ted y Robin en la segunda temporada, y la aparición de Victoria (Ashley Williams), Stella (Sarah Chalke) y Zoe (Jennifer Morrison), tres mujeres que cambian la vida de Ted en formas tanto alegres como desgarradoras. El duro re-encuentro de Barney con su padre (John Lithgow), la incapacidad de Robin para tener hijos, e incluso el estira y afloja entre Marshall (Jason Segel) y Lilly (Alyson Hannigan), aparentemente la pareja más cómica y, en aparente consecuencia, “feliz” del grupo.

Bays, Thomas y su equipo de guionistas caminaron la cuerda floja entre lo conmovedor y lo melodramático en muchos episodios, dando brillo a las capacidades de su elenco y, sobretodo, causando empatía con estos personajes, más allá de las horas de risa que ofrecieron. Es un programa de comedia exagerada, bebiendo a placer de Seinfeld y su loca experimentación, pero también cercano a la realidad: el escape de la zona incompleta que dejó Friends y el intento por crear una verosimilitud dramática en el terreno cómico. Tal experimentación ya da frutos: Con las relaciones de Leonard, Penny, Sheldon y Amy, The Big Bang Theory avanza con lentitud para encontrar más que la ridiculez.

Neil Patrick Harris como Barnabus "Barney" Stinson - How I Met Your Mother character / 20th Century Fox Television
Neil Patrick Harris como Barnabus "Barney" Stinson - How I Met Your Mother character / 20th Century Fox Television

Todo para llegar al final: Después de un largo viaje, la madre titular de la serie entra en escena. Su nombre es Tracy (Cristin Milioti) y mezcla hábilmente una identidad propia com todo lo que Ted, los escritores y nosotros hemos imaginado sobre ella durante 9 años. Es sueño y realidad al mismo tiempo, en medio de la boda de Robin y Barney, abriendo la posibilidad de que no serán una pareja perfecta en el futuro. El debate inicial del piloto llega hasta la última hora del programa: el amor como imaginación y realidad. Con esa premisa no es tan sorprendente que, tras casarse con Ted y tener los dos hijos, Tracy muera, y de la misma forma Barney y Robin se divorcien. Son decisiones que erraron en forma más que intención, y es en efecto decepcionante que tras un ritmo magistral en todas las temporadas, el episodio final de HIMYM quede acelerado, aún cuando el destino final de los personajes hace sentido.

¿Pero realmente hace sentido?, preguntarían los fans coléricos cuando en la última escena, Ted decide re-encontrarse con Robin a instancias de sus hijos. ¿No se trataba esta serie de que el personaje A NO se encuentra con el personaje B, como en Friends? Sí, y esa historia fue debidamente contada. Pero al mismo tiempo, la relación de Ted y Robin es lo más cercano al amor de una vida real que se ha visto en comedia. No es solamente una pareja que rompe, es el complejo relato de una amistad y su nacimiento irracional, conflictivo, distante y melancólico, todo lo cual se toca en diversos episodios. HIMYM acabó contando no una sino dos historias: el relato de un hombre y sus fantasías - culminando en su primer amor- y la crónica de un hombre que entre muchos tropezones encuentra a un segundo amor. ¿No es verdad que, lejos del televisor, la gente muere, se pelea, regresa y se olvida, a tal extremo que esas situaciones funcionan de raíz para muchas aventuras dramáticas? Dramáticas, como Breaking Bad. Pero la comedia es solo un cuento de hadas. Friends lo hizo así. Y parecería que HIMYM hizo lo mismo, pero -para la furia y confusión de muchos- también fue un cuento de realidades.