Durante la ocupación japonesa en Nanking, los ejércitos nipones realizaron una gran cantidad de atrocidades entre los ciudadanos de esta zona, y es aún uno de los temas más controvertidos de la historia. El director hongkonés Tun Fei Mou estuvo durante años esperando hacer un documental con respecto a esta etapa de la historia, pero todas sus negociaciones para conseguir el pietaje original acababan en fracasos. Fue por eso que, para 1988, decidió rendirse y hacer su propio docu-drama.
Dado que el director buscaba proyectar el horror de todos estos hechos, y que ningún efecto especial logró satisfacerlo, utilizó cadáveres auténticos en toda la filmación, e incluso se dice que sobornó a agentes de morgues para conseguirlos. Lo cierto es que todas las escenas son realmente impactantes, aunque indudablemente grotescas. Una de las más controvertidas, es cuando se arroja un gato a un pozo de ratas, que lo devoran vivo. El asunto ahí fue que en ese caso no hubo efectos, sino que realmente se realizó con animales reales.
Lo cierto es que la cinta es aún prohibida en muchos países, y si bien algunos la ven como una denuncia valiente y directa, para otros es un trabajo deleznable. Pero lo que es cierto - y otras cintas lo probaron también - el morbo siempre vende.