La situación política en México, y en especial el descontento imperante entre la población, ha hecho que el cine de denuncia se convierta en uno de los subgéneros más buscados dentro de las salas. Sin embargo, es notorio que muchos directores siguen pensando que basta encontrar una veta y explotarla al máximo para tener éxito, sin importar como se le maneje.
La Dictadura Perfecta toma una serie de hecho políticos de diversos momentos de los últimos años, leyendas urbanas y actos varios de corrupción, e intenta aglutinarlos todos dentro de una sola historia. El resultado es un guión que difícilmente se sostiene, que acaba siendo saturado por una gran cantidad de elementos que parecen metidos con calzador, y que logean que la anécdota se hunda entre demasiados elementos sin una verdadera coherencia.
Al final, la cinta se queda en un buen intento, que no logra cuajar completamente, y que desafortunadamente, sólo por ser cine de denuncia, acabará convirtiéndose en un éxito.