Manuel Cruz
@cruzderivas
Quizás el máximo objetivo de cualquier película sea obtener una identidad propia. Para Lluvia de Luna, la intención se cumple ampliamente. La cinta de Maryse Sistach, inicialmente estrenada en 2011 y ahora parte del catálogo nacional en Filminlatino, es una interesante cruza entre el realismo y la fantasía, en mundos tanto narrativos como estéticos, que más allá de narrar una historia en aspectos tradicionales, puede dejar en la audiencia una sensación de peculiar originalidad.
Inicialmente, la trama se divide en dos, sin aparente relación: En Tulum, Chabela (Luisa Pardo), Alita (Marisol Centeno) y Martha (Natalia Cordova)esperan ansiosamente la llegada de Pablo (Alan Estrada), a la vez aparente ex-novio de Chabela y objeto de fascinación para Martha y Alita. El escenario será real, pero desde entonces Sistach introduce un enfático componente espiritual a la historia: El trío de mujeres parece tan humano como cualquier otro, pero es también un comentario eterno sobre la situación que les rodea, las posibilidades detrás de cada acción, y la vida misma. Sin tener la precisión letal de las brujas en Macbeth, anticipan, a veces perdidas entre la metáfora y el hecho, que algo va a suceder.
Y en efecto, algo ocurre, en el mundo más urbano - pero artístico - de Ángela (María Filippini) y Lisa (Naian González). Ángela, una talentosa cantante, debe soportar los caprichos e ilusiones de su hija, enamorada de una forma - a juicio de su madre - bastante irracional. Después de un trágico giro, la aparente comedia desaparece en favor de una atmósfera sombría, pero semejante transición demuestra la habilidad de Sistach para, independiente al rigor del género, crear su propia atmósfera: Más allá de hábilmente empujar un misterio hasta su conclusión, Lluvia de Luna es una sacudida emocional, una peculiar mezcla de énfasis y sutileza. Mientras la fotografía de María José Secco ofrece un mundo de colores y texturas llamativas, el conflicto entre personajes se expresa con miradas, particularmente en las actuaciones de Luisa Pardo, Naian González y María Filippini.
El resultado es una cinta que crea un mundo de preguntas, cuya respuesta reside entre la curiosidad de la audiencia y la posible interpretación de su universo estético. Lluvia de Luna es desafiante, curiosa, y esencialmente, viva.