Nicolas Cage es un hombre confundido. Su rostro expresa esta sensación en imágenes de cintas como la excelente El Ladrón de Orquídeas, donde Cage interpreta al guionista Charlie Kaufman, luchando por transformar un libro sobre flores en una película. Pero aquel estado no tiene solución en La Maldición de Charlie, y aumenta durante los eternos 90 minutos de la cinta.
No es que la maldición de Charlie sea mediocre en términos narrativos o técnicos (hay incluso un ocasional aislamiento del sonido en ciertas escenas que termina siendo uno de los pocos elementos inventivos de la cinta) Ocurre algo, debatiblemente, más decepcionante. La maldición de Charlie es estándar, y de forma muy explícita. De ahí que la confusión de Cage le aporte un elemento poco deseado de ridiculez: él parece (más no termina de actuarlo, porque la tarea en sí es absurda) ser el único sorprendido por la situación y personajes que lo rodean, cuando la cinta - y su absoluta predictibilidad - podría sintetizarse en el trailer:
Fase 1, Cage pierde a su hijo cuando este desaparece en Halloween (tremenda coincidencia)
Fase 2, Cage recupera la fe en encontrar a su hijo tras presenciar una serie de eventos sobre-humanos
Fase 3, Cage cumple su misión, y se sacrifica (o no) en el camino.
Honestamente, las opciones de esta última fase son irrelevantes al considerar su eterno estado de confusión: El deseo más grande que podría resonar en la audiencia es el de salir de la sala, quede el protagonista de la ficción vivo o muerto.
La Maldición de Charlie trata a su género como un vil trámite, porque en eso se ha convertido, en algunos sectores: La última edición de Actividad Paranormal no tiene nada que decir, y aunque Eliminar Amigo presenta alguna innovación técnica, su historia no es nada fuera de lo usual. Quizás la excelente Está detrás de ti permanezca como uno de los ejemplos más refrescantes del género por un buen rato. Lo más frustrante de La Maldición de Charlie es el desaprovechamiento de los temas que trata: Cage interpreta a un profesor especializado Lovecraft y Poe, y es conocedor de la simbología céltica, que obtiene importancia más adelante en la historia. Sin embargo, el protagonista reacciona a esto como si no tuviera ni la más mínima idea de qué está pasando.
El no utilizar aquellos elementos con astucia aumenta el cliché narrativo de la cinta, y la dirección de Uli Edel tampoco plantea algo interesante. La Maldición de Charlie podría ser otro ejemplo para la premisa de igualdad y repetición como estrategia para ganarse los billetes del público. Mientras tanto, la cinta recibe pésimas calificaciones críticas, y no hay reporte de taquilla. Quizás resulte funcional para algunos, pero hay todo un sector de la audiencia que está tan perplejo por la existencia de cintas como esta, como Cage dentro de ella.
Manuel Cruz
@cruzderivas