¿Por qué James Wan podría llegar a ser el director de la década?

| |

Aunque ya era bastante conocido por haber dirigido Saw —y producido las secuelas de la misma—, Silencio desde el mal (también conocida como El títere) y Sentenciado a morir, fue a partir del inicio de esta década cuando el nombre del productor, director y guionista, James Wan, comenzó a resonar con más fuerza.

En 2010 estrenó Insidious, un filme independiente que para abril de 2011 ya ocupaba el tercer lugar en la taquilla de Estados Unidos, y aunque las buenas críticas no sobresalieron, logró recaudar 162 millones de dólares en todo el mundo.

 

La forma en que le dio sentido a cada escena fue lo que impresionó a los espectadores, quienes calificaron el filme como excelente, con una trama original.

Pero fue hasta el 2013, cuando estrenó El Conjuro, que Jamen Wan sorprendió, se podría decir, a toda la audiencia, por la forma en que esta película llegó: una muestra de cómo revolucionar el género de terror, con poca violencia y sin derramar sangre.

En esta película, Wan nos llevó a preguntarnos si verdaderamente existen los demonios o fuerzas sobrenaturales, justo por la naturaleza con la que cuenta la historia de una familia que se muda a una casa en ruinas y cosas extrañas comienzan a suceder, a tal grado que se ve obligada a llamar a los famosos esposos Warren para descubrir qué es lo que está pasando.

El acercamiento de la trama a la vida cotidiana hizo que en el fin de semana de estreno recaudara más de 41 millones de dólares. Incluso, la historia fue tan real que en Filipinas algunos cinemas tuvieron que llevar sacerdotes para bendecir a los espectadores antes de pasar a ver la película; también otorgaron ayuda espiritual y psicológica.

A mitad de la década se estrenó en un nuevo género, el de acción, al dirigir Rápidos y furiosos 7, ya que Justin Lin, director de la franquicia desde 2006, declaró que no sería parte de la séptima entrega porque querían hacerlo de manera apresurada y no confiaba en que el resultado tuviera calidad.

Con la dirección de Wan, esta secuela recaudó más de 147 millones de dólares en el primer fin de semana de estreno.

Pero sin duda, el 2016 ha sido el mejor año para Wan, aunque había prometido dejar el género de terror, regresó con dos películas más: El Conjuro 2 y Cuando las luces se apagan.

 

A mediados de este año, la familia Warren volvió a las salas de cine en El Conjuro 2 para viajar a Londres y ayudar a una madre, quien además de encontrarse en crisis por el abandono de su esposo, tenía que sacar adelante a sus cuatro hijos, y luchar contra un espíritu maligno que afectaba a una de sus hijas.

Wan expresó que se sentía “rejuvenecido” en este género, aunque no tan protegido, ya que para iniciar la filmación de esta historia basada en hechos reales, decidió llevar a un sacerdote al set de grabación para que lo bendijera. Aunque algunos actores no se salvaron de hechos paranormales.

En esta entrega, Wan decidió no utilizar efectos especiales para los fantasmas, prefirió que actores lo realizaran para darle más realismo. La buena decisión se vio reflejada en los 319 millones de dólares que recaudó en taquillas de todo el mundo.

La calidad en sus filmes va en aumento. Quizá la clave sea que el director de origen asiático no está escéptico de los demonios; cree en ellos cuando hace sus películas y cree en que existen fuerzas oscuras.

 

Hace una semana se estrenó Cuando las luces se apagan, en la que Wan realiza el papel de productor. ¿Qué podemos esperar? Habrá que descubrirlo.

Además, se anunció que en 2017 estrenará Mortal Kombat y en 2018 Aquaman. ¿Qué más se le ocurrirá a este grande del cine para 2019 y 2020?

¿Acaso no debería ser nombrado el director de la década?