Recordando a Bette Davis en su cumpleaños

| |

En la fecha de hoy 5 de abril, la fallecida actriz Ruth Elizabeth Davis, mejor conocida en el mundo del espectaculo como Bette Davis, estaria cumpliendo 107 años de edad.

universal

Fue una actriz estadounidense de cine, televisión y teatro. Se destacó por su fluidez al interpretar personajes antipáticos y fue ampliamente apreciada por sus actuaciones en filmes melodramáticos, históricos y ocasionalmente de comedia, aunque sus mayores éxitos ocurrieron en dramas románticos.

Warner Bros.
Warner Bros.

Después de aparecer en obras de teatro de Broadway, Davis se trasladó a Hollywood en 1930, donde sus primeros filmes para Universal Studios tuvieron poca aceptación. Se incorporó a Warner Bros. en 1932 y fortaleció su carrera con varias actuaciones aclamadas por la crítica.

Las nominaciones al Oscar 2015

En 1937, intentó liberarse de su contrato y aunque perdió un procedimiento legal muy publicitado, dio inicio al período más exitoso de su carrera. Hasta finales de los años de 1940, fue una de las actrices del cine norteamericano más importantes, reconocida por su desenvolvimiento apasionado y decidido.

columbia-pictures-logo

Davis fue calificada como una perfeccionista que podía ser muy combativa y a menudo se hicieron públicos sus enfrentamientos con ejecutivos de los estudios, directores de cine y coprotagonistas. Su manera de ser frontal, su estilo vocal entrecortado y su cigarrillo ubicuo contribuyeron a forjar una imagen pública que a menudo fue imitada y satirizada.

Davis fue cofundadora de la Cantina de Hollywood y fue la primera mujer presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Obtuvo el premio de la Academia como Mejor Actriz en dos ocasiones, fue la primera persona en alcanzar 10 nominaciones a los Óscar por sus actuaciones y fue la primera mujer en recibir el premio a la Trayectoria del American Film Institute.

Su carrera pasó por varios períodos de declive y catástrofes personales. Casada en cuatro ocasiones, viuda una vez y divorciada otras tres, crió a sus hijos prácticamente como madre soltera. Sus últimos años estuvieron signados por un largo período de mala salud, pero continuó actuando hasta poco antes de su muerte por cáncer de mama, con más de 100 películas, ciclos televisivos y obras teatrales en su haber.

En 1999, Davis fue seleccionada como la segunda mejor actriz de todos los tiempos en la lista del American Film Institute, solamente precedida por Katharine Hepburn.

Davis y su madre viajaron en tren a Hollywood y arribaron el 13 de diciembre de 1930. Más tarde, recordó que le había sorprendido el hecho de que nadie del estudio hubiese ido a recogerla a la estación; en realidad, un empleado del estudio sí había ido, pero se fue porque no vio a nadie que «pareciese una actriz».

Davis no pasó su primera prueba de cámara, pero participó en muchas otras pruebas dando la réplica a otros actores. En una entrevista de 1971 con Dick Cavett, relató la experiencia: «Yo era la más yanqui del este, la virgen más modesta que haya pisado la tierra.

Me pusieron en un sofá, y ensayé con quince hombres... Todos ellos tenían que echarse sobre mí y darme un beso apasionado. ¡Oh! pensé que iba a morir. Sólo pensaba que iba a morir». Se le dispuso una segunda prueba para la película La casa de la discordia (1931) donde, vestida apresuradamente con un traje de escote bajo mal ajustado, fue rechazada por el director William Wyler, quien comentó en voz alta al equipo reunido: «¿Qué piensan ustedes de estas damas que creen que pueden conseguir un trabajo mostrando sus pechos?».

Carl Laemmle, jefe de Universal Studios, consideró poner fin al empleo de Davis, pero el director de fotografía Karl Freund le dijo que tenía unos «ojos encantadores» y sería adecuada para Mala hermana (1931), filme con el que debutó en el mundo del cine. El nerviosismo de Davis se agravó cuando escuchó al jefe de producción, Carl Laemmle Jr., comentar a otro ejecutivo que «tenía casi el mismo atractivo sexual que Slim Summerville», una de las coestrellas de la película. El filme no tuvo éxito y su siguiente papel en Semilla (1931) fue demasiado breve como para llamar la atención.

Universal Studios renovó su contrato por tres meses y Davis apareció en un pequeño papel en El puente de Waterloo (1931) antes de ser cedida a Columbia Pictures para La amenaza y a Capital Films para La casa del infierno (ambas rodadas en 1932). Después de nueve meses y seis películas sin éxito, Laemmle decidió no renovar su contrato, aunque George Arliss la eligió para el papel femenino principal de La oculta providencia (1932).

Por el resto de su vida, Davis atribuyó a Arliss su consolidación artística en Hollywood. The Saturday Evening Post escribió que «no sólo es hermosa, sino que bulle de encanto», y la comparó con Constance Bennett y Olive Borden. Poco después, Warner Bros. firmó con ella un contrato por siete años.

En 1932, se casó con Harmon «Ham» Nelson, que recibió duras críticas por parte de la prensa; sus ganancias semanales de 100 USD eran comparadas desfavorablemente con los ingresos semanales de 1000 USD de Davis. La actriz tocó el tema en una entrevista, señalando que muchas mujeres de Hollywood ganaban más dinero que sus maridos, pero la situación fue difícil para Nelson, quien se negó a permitir que su esposa comprara una casa hasta que pudiera darse el lujo de pagarla por sí mismo. Davis tuvo varios abortos espontáneos durante su matrimonio.

Después de más de 20 papeles en cine, el rol de la viciosa y desaliñada Mildred Rogers en la producción de RKO Radio Pictures, Cautivo del deseo (1934), una adaptación cinematográfica de la novela de W. Somerset Maugham, le dio a Davis su primera gran aclamación por parte de la crítica.

Muchas actrices temían interpretar personajes antipáticos y varias habían rechazado el papel, pero Davis lo vio como una oportunidad para demostrar la gama de sus habilidades interpretativas. Su compañero de reparto, Leslie Howard, fue inicialmente despectivo con Davis pero a medida que avanzó el rodaje su actitud fue cambiando y posteriormente habló muy bien de ella.

El director John Cromwell le dio una «relativa» libertad y comentó: «Dejé que Bette fuera su propia guía. Confié en sus instintos». Davis insistió en que fuera expuesta de manera realista en la escena de su muerte, aclarando que «las últimas escenas de tuberculosis, pobreza y abandono no son bonitas e intenté ofrecer una imagen convincente».

La película fue un éxito y la caracterización a cargo de Davis ganó los elogios de la crítica. De hecho, la revista Life publicó que su actuación «fue probablemente la mejor jamás registrada en la pantalla por una actriz de EEUU». Davis pensó que la recepción que tuvo su caracterización animaría a Warner Bros. a darle papeles más importantes. Sin embargo, se sintió decepcionada cuando Jack Warner se negó a cederla a los estudios Columbia para aparecer en Sucedió una noche y, en su lugar, debió participar en el melodrama Ama de casa.

Cuando no fue nominada para los premios de la Academia por Cautivo del deseo, el periódico The Hollywood Citizen News cuestionó el hecho y la también candidata Norma Shearer inició una campaña para que Davis fuera nominada. Esto llevó a que el presidente de la Academia, Howard Estabrook, pronunciara un discurso diciendo que bajo las circunstancias «cualquier votante... puede escribir en la votación su opción personal para los ganadores», lo que permitió por esta sola ocasión en la historia de la Academia la consideración de un candidato oficialmente no nominado para un premio.

Claudette Colbert ganó el premio por Sucedió una noche pero el escándalo provocó que se llevara a cabo un cambio en los procedimientos de votación de la Academia al año siguiente. Las nominaciones pasaron a ser decididas por los miembros de la Academia de cada especialidad en lugar de por un pequeño comité, y los resultados fueron controlados de forma independiente por la empresa auditora Price Waterhouse.

En 1935, Davis apareció interpretando a una actriz perturbada en Peligrosa y recibió muy buenas críticas. E. Arnot Robertson escribió en Picture Post: «Creo que Bette Davis probablemente hubiera sido quemada por brujería si hubiera vivido hace doscientos o trescientos años atrás.

Me da la curiosa sensación de que está cargada de un poder que no puede encontrar una salida común». The New York Times escribió que estaba «convirtiéndose en una de nuestras actrices de cine más interesantes». Davis ganó el premio de la Academia a la Mejor Actriz por el papel pero comentó que era un reconocimiento tardío por Cautivo del deseo, calificando a su galardón como un «premio consuelo».

Por el resto de su vida, sostuvo que fue ella misma quien le dio el nombre de «Óscar» a la estatuilla cuando dijo que la parte posterior del galardón se parecía al trasero de su marido, cuyo segundo nombre era Oscar. Su afirmación fue puesta en duda por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. La versión más fiable es la de Margaret Herrick, bibliotecaria de la Academia, que habría bautizado a la estatuilla como Oscar luego de apreciar un parecido con su tío del mismo nombre. En su siguiente película, El bosque petrificado (1936), Davis compartió cartel con Leslie Howard y Humphrey Bogart, quien recibió la mayor parte de los elogios de la crítica al ser su primer papel importante.

Ruth Elizabeth Davis, conocida desde su infancia como «Betty», nació el 5 de abril de 1908 en Lowell, Massachusetts, como la primera hija de Ruth Augusta «Ruthie» (de soltera, Favor; 1885-1961) y del abogado de patentes Harlow Morrell Davis (1885-1938).

Su única hermana, Barbara «Bobby», nació el 25 de octubre de 1909. La familia era protestante, con ascendencia inglesa, francesa y galesa. En 1915, los padres de Davis se separaron y Betty y Bobby permanecieron en un internado llamado Crestalban en Lanesborough, en las montañas Berkshires, hasta que en 1921, Ruth se trasladó con sus hijas a Nueva York, donde trabajó como fotógrafa retratista. Betty decidió convertirse en actriz con el apoyo de su madre luego de ver a Rodolfo Valentino en Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921) y a Mary Pickford en Little Lord Fauntleroy (1921); por otra parte, decidió cambiar su apodo a «Bette» por el libro La prima Bette de Honoré de Balzac.

A principios de la década de 1920, Davis asistió a la Cushing Academy, un internado en Ashburnham, Massachusetts, donde conoció a su futuro esposo, Harmon O. Nelson (conocido como «Ham»). En 1926, asistió a la presentación de la obra El pato silvestre de Henrik Ibsen, con Blanche Yurka y Peg Entwistle. Según Davis recordó más adelante, esa obra le inspiró el pleno compromiso con su carrera: «Antes de esa actuación, quería ser actriz. Después de la misma, tenía que ser una actriz exactamente como Peg Entwistle».

Realizó una audición para ser admitida en el Manhattan Civic Repertory de Eva Le Gallienne, pero fue rechazada por que LeGallienne consideró que tenía una actitud «poco sincera y frívola». Sin embargo, estudió danza con Martha Graham y fue aceptada en la escuela de teatro de John Murray Anderson, donde fue compañera de Lucille Ball.

También participó en una audición para la compañía de teatro de George Cukor, y aunque no impresionó al director, obtuvo su primer papel remunerado durante una estadía de una semana como una de las chicas del coro en la obra Broadway. Luego, fue elegida para representar a Hedwig, el personaje que Davis había visto interpretar a Entwistle, en El pato silvestre.

Tras actuar en Filadelfia, Washington y Boston, debutó en Broadway en 1929 con Broken Dishes y continuó con Solid South. Un buscador de talentos de Universal Studios vio su actuación y la invitó a Hollywood para realizar una prueba de cámara.

Davis comenzó a trabajar en La mujer marcada (1937), un drama negro inspirado en el caso de Lucky Luciano, recreando a una prostituta. Por su actuación, fue galardonada con la Copa Volpi en el Festival de Cine de Venecia de 1937. Durante la producción de su siguiente filme, Jezabel (1938), Davis inició una relación con el director William Wyler. Más tarde, lo describió como «el amor de mi vida» y dijo que hacer la película con él fue «el momento de mi vida de mayor felicidad».

La película fue un éxito y la actuación de Davis como una belleza sureña consentida le valió su segundo premio de la Academia, lo que llevó a la especulación dentro de la prensa de que podría ser elegida para interpretar un personaje similar, el de Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llevó. Davis manifestó su deseo de interpretar a Scarlett y mientras David O. Selznick estaba llevando a cabo la búsqueda de la actriz que interpretaría el papel, una votación radiofónica la nombró como la favorita del público.Warner ofreció sus servicios a Selznick como parte de un acuerdo que también incluía a Errol Flynn y Olivia de Havilland, pero Selznick no consideró adecuada a Davis y rechazó la oferta.

Jezabel marcó el inicio de la etapa más exitosa de su carrera y durante los siguientes años fue incluida en la encuesta anual de Quigley, compilada a partir de los votos de los exhibidores de cine a lo largo de EE.UU, sobre las estrellas que habían generado más ingresos en sus teatros respecto al año anterior.

En contraposición con el éxito de Davis, su esposo Nelson Ham no había logrado establecer una carrera por sí mismo y la relación de ambos comenzó a tambalear. En 1938, Nelson comprobó que Davis estaba involucrada en una relación sexual con el empresario multimillonario Howard Hughes y solicitó el divorcio.

Convencida de que su carrera estaba siendo perjudicada por una serie de películas mediocres, Davis aceptó en 1936 una oferta para aparecer en dos películas en Londres. Consciente de que estaba inclumpliendo su contrato con Warner Bros., huyó a Canadá para evitar que le entregasen citaciones judiciales.

Finalmente, llevó el caso ante los tribunales del Reino Unido con la esperanza de librarse de su contrato con Warner Bros. Más tarde, Davis recordó el alegato inicial del abogado representante de Warner Bros., Sir Patrick Hastings, quien instó al tribunal a «llegar a la conclusión de que Davis es más bien una dama joven y astuta cuyo único propósito es el de conseguir más dinero».

El letrado se burló de la descripción de «esclavitud» que Davis había hecho del contrato al afirmar erróneamente que los pagos consistían de 1350 USD semanales. A su vez, Hastings añadió: «Si alguien quiere someterme a perpetua servidumbre sobre la base de dicha remuneración, me comprometo a tomarlo en consideración». La prensa británica ofreció poco apoyo a Davis y la calificó de «sobrepagada» e «ingrata».

Davis explicó su punto de vista a un periodista diciendo: «Supe que, si seguía apareciendo en filmes mediocres, no tendría nunca una carrera por la que valiera la pena luchar». El abogado de Davis presentó sus denuncias: que la actriz podía ser suspendida sin sueldo por negarse a trabajar, sumándose el período de suspensión a la duración de su contrato; ser llamada a desempeñar cualquier papel dentro de sus capacidades independientemente de sus creencias personales; ser requerida para apoyar un partido político en contra de sus creencias; y que su imagen se podía exhibir de cualquier manera que el estudio considerara pertinente.

Jack Warner testificó y se le preguntó: «Cualquier papel que usted elija para que interprete... sin importar si es desagradable o humillante ¿tiene que interpretarlo?», a lo que Warner respondió: «Sí, debe interpretarlo». El caso fue resuelto por Branson J. en el Tribunal Superior Inglés en contra de Davis, quien regresó a Hollywood, endeudada y sin ingresos, para reanudar su carrera. La actriz estadounidense Olivia de Havilland inició un caso similar contra la Warner en 1943 y lo ganó.

Después del ataque a Pearl Harbor, Davis pasó los primeros meses de 1942 vendiendo bonos de guerra. Se enfureció con Jack Warner luego de que este criticara su tendencia a engatusar a las personas y sintiera que ella estaba llevando su imagen demasiado lejos. Sin embargo, la actriz continuó con sus propios métodos e incluso visitó fábricas en Oklahoma, donde arengó a una multitud a contribuir materialmente como parte de los esfuerzos necesarios para colaborar en la guerra.

En apenas dos días recaudó dos millones USD en bonos y otros 250 000 USD por una fotografía suya en Jezabel. También formó parte de regimientos integrados por personas de color (Davis era la única integrante blanca) en un grupo actoral conformado por Hattie McDaniel, Lena Horne y Ethel Waters.

Luego de la sugerencia de John Garfield de abrir un club para militares en Hollywood, Davis (con la ayuda de Warner, Cary Grant y Jule Styne), transformó un antiguo club nocturno en la Cantina de Hollywood, que se inauguró el 3 de octubre de 1942. Las estrellas más importantes de Hollywood ofrecieron llevar a cabo servicios de animación a los militares.

Davis aseguró que todas las noches habría unas cuantas figuras «importantes» para los soldados que llegaran, y apareció como sí misma en la película La Cantina de Hollywood (1944), que utilizó el local como escenario de rodaje para una historia de ficción. Davis comentó más adelante: «Hay pocos logros en mi vida de los que estoy sinceramente orgullosa. La Cantina de Hollywood es uno de ellos». En 1980 fue galardonada con la Medalla al Servicio Civil del Ejército, uno de los más altos galardones civiles entregados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, por su desempeño en la Cantina de Hollywood.

En 1945 Davis se casó con el artista William Grant Sherry, que ocasionalmente trabajaba como masajista. Se sintió atraída por él cuando supo que Sherry nunca había oído hablar de ella y, por lo tanto, no se sentía intimidado. Ese mismo año rechazó el papel principal de Alma en suplicio (1945) (por el que Joan Crawford ganó un premio de la Academia) y en su lugar participó en El trigo está verde (1945), basada en una obra de Emlyn Williams.

Davis interpretó a la señorita Moffat, una profesora de inglés que salva a un joven minero galés (John Dall) de vivir confinado en las minas de carbón al ofrecerle educación. La obra había sido estrenada en teatro por Ethel Barrymore, pero Warner Bros. consideró que la versión cinematográfica debía contar con una mujer joven en el personaje femenino principal y eligió a Davis.

Sin embargo, la actriz no estuvo de acuerdo e insistió en hacer el papel tal como estaba escrito y llevar una peluca gris y relleno debajo de la ropa para crear una apariencia desaliñada. La película fue bien recibida por la crítica y obtuvo una ganancia de 2,2 millones USD. El crítico E. Arnot Robinson observó que «sólo Bette Davis... podría haber luchado con éxito contra la intención evidente de los adaptadores de la obra, interesados en hacer del sexo frustrado el motivo principal de interés del personaje principal con el joven minero». Llegó a la conclusión de que «la interpretación sutil que Davis insistió en dar» mantiene el enfoque en «la alegría que sintió la profesora al transferir sus conocimientos».

Su siguiente película, Una vida robada (1946), fue la primera y única que Davis hizo con su propia compañía de producción, BD Productions.116 En ella interpretó dos papeles: las gemelas Kate y Patricia Bosworth. A pesar de las malas críticas y de que Bosley Crowther la describiera como «una pieza inquietantemente vacía», la película recaudó 2,5 millones USD y fue uno de sus más grandes éxitos de taquilla. La primera película en la que intervino que fracasó en términos económicos en este período fue Engaño (1946).

El próximo proyecto de Davis iba a ser El amor que mata (1947), que se había detallado a su medida, pero quedó embarazada y pidió licencia por maternidad, siendo reemplazada por Joan Crawford, quien fue nominada para un premio de la Academia como Mejor Actriz. En 1947, a la edad de 39 años, Davis dio a luz a una niña, Barbara Davis Sherry (conocida como BD). Más tarde escribió en sus memorias que se sintió absorbida por la maternidad y consideró poner fin a su carrera, pero su matrimonio empezó a deteriorarse y siguió haciendo películas. Su popularidad, sin embargo, fue en constante declive.

Uno de los papeles que se le ofrecieron para que retornara a la actividad fue el de Rose Sayer en La reina de África (filmada en 1951), pero lo rechazó al enterarse que la película iba rodarse en África. Contrataron en su lugar a Katharine Hepburn, quien obtuvo un premio de la Academia por su labor.

Recibió una propuesta para encarar un papel junto a Joan Crawford en una versión cinematográfica del drama Women Without Men de Virginia Kellogg, pero Davis dejó en claro que no iba a aparecer en cualquier «filme de tortilleras».

La película, con Eleanor Parker y Agnes Moorehead en los papeles principales, se estrenó como Sin remisión en 1950. Davis presionó a Jack Warner para hacer dos películas, una sobre la novela Ethan Frome y otra sobre la biografía de Mary Todd Lincoln, pero ambas propuestas fueron vetadas.

En 1948, Davis fue elegida para protagonizar el melodrama Reunión de invierno, con el joven Jim Davis. A pesar de que inicialmente estuvo entusiasmada, pronto supo que Warner había dispuesto una iluminación «más suave» para disimular su edad.

Recordó que había visto «la misma técnica de iluminación en los sets de Ruth Chatterton y Kay Francis, y sabía lo que eso suponía». Comenzó a arrepentirse de haber aceptado el papel y, como añadidura a su desilusión, no confiaba en las habilidades de su compañero Jim Davis.

Tampoco estuvo de acuerdo con las modificaciones introducidas al guion debido a restricciones de censura y descubrió que muchos de los aspectos de su papel que la habían atraído inicialmente, habían sido quitados. La película fue descrita por Bosley Crowther como «interminable» y señaló que «de todos los dilemas miserables en los que la señorita Davis intervino... este es probablemente el peor».El filme fracasó rotundamente y el estudio perdió casi un millón de dolares.

En 1962, Davis se convirtió en la primera intérprete en recibir diez nominaciones a los premios Oscar por sus actuaciones. Desde entonces, sólo cuatro personas han igualado o superado esta cifra: Meryl Streep (diecinueve nominaciones y tres victorias), Katharine Hepburn (doce nominaciones y cuatro victorias), Jack Nicholson (doce nominaciones y tres victorias) y Laurence Olivier (diez nominaciones y una victoria).

A principios de los años 2000, Steven Spielberg compró en una subasta los dos Oscars que Davis ganó por Peligrosa y Jezabel (por 207 500 USD y 578 000 USD, respectivamente) y los devolvió a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.

El trabajo de Davis en Cautivo del deseo fue tan ampliamente aclamado que cuando no recibió una nominación para un premio Oscar, varias figuras influyentes montaron una campaña para que se inluyera a la actriz.

La Academia flexibilizó sus reglas por ese año sólo para permitir la consideración de cualquier artista nominado en una votación escrita, por lo que cualquier votación del año fue técnicamente elegible para su consideración. Debido al alboroto tan publicitado, algunas fuentes todavía la consideran una nominación para Davis, aunque la Academia nunca la registró oficialmente como una candidatura.

En 1977, Davis se convirtió en la primera mujer galardonada con el premio a los logros de una vida del AFI. En 1999, el American Film Institute publicó la lista «100 años de la AFI... 100 estrellas», resultante de una encuesta entre la industria cinematográfica para determinar las «50 mayores leyendas estadounidenses de la pantalla» para conseguir el reconocimiento público y el aprecio del cine clásico. De las 25 actrices elegidas para la lista, Davis quedó situada en el segundo puesto, por detrás de Katharine Hepburn.

En 1997, los albaceas de su herencia, Michael Merrill, su hijo, y Kathryn Sermak, su antigua asistente, crearon la Fundación Bette Davis que premia con una beca a actores y actrices prometedores. En 2008, el Servicio Postal de los Estados Unidos celebró el centenario del nacimiento de Bette Davis con la emisión de un sello conmemorativo.

La celebración del primer día de emisión tuvo lugar el 18 de septiembre de 2008, en la Universidad de Boston, en la que se almacena un extenso archivo de Bette Davis. Entre los oradores del acto más destacados estaban su hijo Michael Merrill y Lauren Bacall.

Cuando entró en la tercera edad, Davis fue reconocida por sus logros. John Springer, que organizaba sus giras de conferencias a principios de la década de 1970, escribió que a pesar de los éxitos de muchas de sus contemporáneas, Davis fue «la estrella de los treinta y principios de los cuarenta», que logró notoriedad por la variedad de sus caracterizaciones y su habilidad para hacerse valer, incluso cuando su material era mediocre.

Sus interpretaciones personales siguieron recibiendo elogios; en 1987, Bill Collins analizó La carta (1940) y describió su actuación como un «logro brillante y sutil», y escribió: «Bette Davis hace de Leslie Crosbie una de las mujeres más extraordinarias del cine».

En una reseña de 2000 de Eva al desnudo (1950), Roger Ebert apuntó que «Davis era un personaje, un ícono con un gran estilo, tanto que incluso sus excesos son realistas». En 2006, la revista Premiere situó su recreación de Margo Channing en la película en el puesto quinto de su lista «Las 100 interpretaciones más grandes de todos los tiempos», comentanto que: «Hay algo deliciosamente audaz en su alegre voluntad de interpretar emociones tan desagradables como los celos, la amargura y la necesidad». En su reseña de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) de 2008, Ebert afirmó que «nadie que la haya visto en la película la olvidará jamás.

Su elección de películas fue poco convencional, interpretó papeles de manipuladoras y asesinas cuando las actrices de la época generalmente preferían papeles más simpáticos, y se destacó con ellos.

Era partidaria de la autenticidad por encima del glamour y deseaba cambiar su propia apariencia si le venía bien al personaje. Claudette Colbert comentó que Davis fue la primera actriz en interpretar personajes de más edad que ella misma, y por ello no tuvo que hacer la difícil transición a papeles de carácter cuando envejeció.

Aunque fue elogiada por sus éxitos, a veces Davis y sus películas fueron ridiculizados. Pauline Kael describió La extraña pasajera (1942) como un «clásico de baratillo», y a mediados de la década de 1940, sus actuaciones a veces artificiosas e histriónicas fueron objeto de caricatura.

Edwin Schallert para The Ángeles Times elogió su actuación de Sr. Skeffington (1944), aunque observaba que «los mimos tendrán más gracia que una caja de monos imitando a la señorita Davis», y Dorothy Manners en The Angeles Examiner dijo de su interpretación en la pobremente acogida Más allá del bosque (1949), que «ningún humorista de club nocturno habría hecho una imitación tan cruel de los gestos de la Davis como la misma Bette realizó en esta».

La revista Time destacó que Davis era digna de observarse compulsivamente incluso cuando criticaba su técnica interpretativa, resumiendo su actuación en Su propia víctima (1964) con el comentario: «su interpretación, no es realmente una actuación, es alardear descaradamente. ¡Pero intente mirar para otro lado!».

En 1964, Jack Warner comentó la «cualidad mágica que transformaba a esta muchachita a veces sosa y poco hermosa en una gran artista», y en una entrevista de 1988, Davis remarcó que, a diferencia de muchas de sus contemporáneas, había forjado una carrera sin la ventaja de la belleza.

Admitió que estaba aterrada durante el rodaje de sus primeras películas y que se volvió dura por necesidad. Dijo que: «En mi profesión hasta que no tienes fama de monstruo, no eres una estrella» pero «yo nunca luché por nada de forma desleal.

Nunca luché por nada que no fuera por el bien de la película». Durante el rodaje de Eva al desnudo (1950), Joseph L. Mankiewicz le dijo que en Hollywood existía la idea de que su carácter era difícil, y Davis le explicó que cuando la audiencia la veía en pantalla, no tenía en cuenta que su apariencia era el resultado del trabajo de numerosas personas entre bastidores. Si fuera presentada como «una burra... de cuarenta pies de ancho, y treinta de alto», eso sería todo lo que la audiencia «vería o valoraría».

De parte de todo el equipo de Cine3.com, queremos recordar de manera póstuma a Bette Davis, en día en que estaría de cumpleaños.